Dejar de fumar, mi experiencia personal

Hace ya cinco meses que dejé el tabaco, y ya con cierta distancia (aunque aún queda) me gustaría contar mi experiencia personal. No por ser ejemplo de nada, sino por transmitiros mis observaciones esperando que le pueda venir bien a otras personas que lo quieran dejar también.

Lo primero es afirmar rotundamente que dejar de fumar cuesta`(ese libro de Dejar de Fumar tan famoso que dice que no cuesta nada es una milonga), y mucho, pero se puede lograr, si realmente ponemos empeño en ello. Y es importante, ¿o no recordáis cuando no estáis bien de salud que poco importa todo lo demás?

Yo soy un poco burro, así que ni parches, ni chicles de nicotina, ni pastillas, ni placebos psicológicos del tipo coge el dinero que te ahorras y te das un capricho, ni ná... me dije, se acabó y a apechugar con la decisión...

Las primeras 48 horas para mi fueron horrorosas, el "mono físico" no me dejaba dormir, estaba nervioso, irasdible, me di cuenta hasta que punto el tabaco me dominaba.. me dije 100 veces que le den morcilla a todo y me enciendo un cigarrito... no tenía hambre, no quería ver a nadie ni que me hablaran... vamos, auténticamente insoportable.

Las dos semanas siguientes estaba todo el día pensando en el tabaco, salía a la calle y pensaba donde estaban los estancos más cercanos, miraba a la gente y sólo me fijaba en aquellos que estaban fumando, dando caladitas con el cigarro entre los dedos... no pensaba en otra cosa, me era muy dificil concentrarme y entretenerme con algo, todo me llevaba a pensar de nuevo en el tabaco..

Pasado estos días, la tentación se fue disipando, cada vez me acordaba menos, me fijaba menos, me apetecía menos... hay gente que dice que se siente mucho mejor, que respira mejor, etc. Yo no lo he notado, la verdad... supongo que dependerá del ejercicio físico que realices o los hábitos que tengas, o lo que quieras autoconvencerte de lo bien que has hecho en dejar de fumar. En todo caso, no necesitamos más argumentos que el esencial: hemos dejado de gastar dinero en algo que nos sirve para nada más que envenarnos.

Por lo que he comentado y leído, a cada uno físicamente le afecta de manera distinta. Yo no he cogido ni un mal resfriado en todo el invierno, eso sí, estuve un par de meses con problemas intestinales.

A los tres meses me dio un cierto repunte, como que el "bicho de la nicotina" sigue ahí agazapado y lucha por salir. Eso me provocó cierta ansiedad y comer más, así que como resultado de ello he cogido unos kilillos.

Bueno, pasa el tiempo, el tabaco pierde raices en tus hábitos, y ya casi ni recuerdas cuando fumabas. Como muchas de las cosas que merecen la pena, es un sacrificio con una recompensa al final del camino.

Mucho ánimo a todo el que quiera dejar de ser esclavo de la nicotina. Si lo puedo dejar yo, y todos los que me conocéis sabéis lo enganchadito que estaba, cualquiera puede.

1 comentario:

  1. Vaya, nunca se me había ocurrido escribir sobre mi experiencia al dejar de fumar, pero igual es el momento.

    Yo lo dejé hace ya 22 años (ostras, cómo pasa el tiempo). Era una fumadora empedernida desde los 13 añitos (sí, los 13, una nena, una inconsciente y una estúpida integral). Fumaba una media de más de dos paquetes al día. Eso es, como media, a veces algo más, a veces algo menos. Una inconsciente y una estúpida integral, lo dicho.

    Nunca antes de dejarlo definitivamente lo había intentado. Es decir, que yo lo he dejado una única vez y no he vuelto más. Mi experiencia ha sido totalmente positiva. Yo sí que noté los beneficios muy rápidamente. No sólo me sentía mucho mejor conmigo misma cada nuevo día en el que era capaz de vencer el "mono", también mejoró mi olor, mi aspecto, mi humor (yo no me puse intratable)y mi salud. En lo que más lo noté fue en la piel. La piel, el cutis, se aja precozmente cuando se fuma. Menos botox y más abstiencia de tabaco es lo que hace falta.

    Después del último cigarro que encendí, pasé unos cuantos días deseando encender otro, pero me parecía una claudicación intolerable hacerlo con lo que me estaba costando. La verdad es que no necesité mucho tiempo, enseguida me consideré una ex-fumadora.

    Mi "truco" fue que tenía un señor motivo: acababa de fallecer mi padre y él nos había pedido que dejáramos el tabaco. Estaba tan desesperada por hacer algo que me aliviara de alguna manera la pérdida tan dura e inexplicable, que dejar de fumar, en homenaje a mi padre, me pareció pecata minuta. Creo que la mejor fórmula para dejar de fumar es tener una muy buena motivación. Yo la tuve y siempre pienso que todo lo bueno que me ha reportado no ser fumadora es otra cosa más que le debo a mi padre. Lo hice por él y pude hacerlo gracias a él. Eso es algo que no pienso estropear en toda mi vida.

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